?El Dilmismo se va imponiendo al Lulismo?

Wednesday, May 9, 2012 0 comments

Por:  10 de mayo de 2012


Dilma y LulaNadie lo hubiese imaginado hace sólo un año. Dilma llegó a la Presidencia de Brasil como la sombra de Lula, su calcomanía, su alter ego, la que prepararía su vuelta en 2014. Dilma era Lula gobernando por procuración.Se decía que no tenía luz propia; que al revés de su antecesor, el orador de masas, ella no sabía hablar en público y que no daría un paso sin escuchar antes a su tutor. Y de hecho habla y aparece poco en las pantallas.
Al año y medio de mandato, curiosamente, Dilma tiene ya más consenso popular que el que tenía Lula en aquel mismo periodo de gobierno. Casi el doble. Y se empieza a hablar como ha escrito en su columna de Folha de São Paulo la aguda analista política, Eliane Cantanhêde, que “sorprendentemente, mientras el lulismo se va quedando en el pasado, el dilmismo se va imponiendo”.
En público, cada vez que se encuentran Dilma y Lula, son todo declaraciones de fidelidad a un mismo programa. Cuando hace unos días le preguntaron a Lula si estaba “afinando los punteros del reloj con Dilma” respondió con humor: “No hace falta porque nuestros relojes son suizos y ni atrasan ni adelantan”.
Eso es en público. En lo concreto de la forma de gobernar de Dilma, aparecen cada día más divergencias con su antecesor, aunque puedan no parecer sustanciales.
Empezó por expulsar de su gobierno a ocho ministros, casi todos heredados de Lula y amigos suyos. Seis de ellos acusados de corrupción. En su defensa de la libertad de prensa, Dilma siempre ha sido impecable y no se ha dejado arrastrar por la facción de su partido, el PT, que empujaba a Lula a crear el llamado “control social de los medios”. Dilma cortó por lo sano: “No conozco otro control que el remoto de la televisión”, comentó, y arrinconó el proyecto.

Dilma-e-lulaPero hay mucho más. Un tabú, durante el gobierno Lula era el mantenimiento de los altos intereses bancarios, los mayores del mundo, para atraer hacia Brasil miles de millones de dólares en busca de rentabilidad inmediata. Y fueron los bancos los que más ganaron de todas las empresas durante los gobiernos Lula. Y él se lo decía: “Nunca habéis ganado tanto como conmigo”. Hasta un 300%, llegaron a ganar algunos bancos.
Dilma ha dado un golpe. Dió luz verde al Banco Central para que empezara a bajar los intereses y ha afirmado que quiere para Brasil unos intereses, como los actuales de los países desarrollados, es decir de una cifra o menos. Y han empezado a bajar mes tras mes.

0414280001299021403Y no le ha bastado. Ha pedido a los grandes bancos públicos que bajaran los exorbitantes intereses cobrados a los ciudadanos, en algunas ocasiones, como en los de las tarjetas de crédito, de hasta un 100% al año. Lo están haciendo.
Y enseguida ha pedido a los bancos privados que lo hagan ellos también. Y aunque de malhumor, algunos han empezado a hacerlo. Y no se ha contentado con eso. Ha hecho saber que va a controlar el precio de los servicios que los bancos prestan a sus clientes, que ella considera muy altos y a desfavor de los ciudadanos. Y lo hará, sin duda.
Dilma, al revés de Lula, no está de acuerdo en que los bancos sean unos privilegiados, capaces de ganar más que cualquier otra empresa. Ya la han llamado “la guerra de Dilma contra los bancos”.
Se dice que la estrategia de Dilma es mantener los aciertos de Lula, sobretodo en el tema de las políticas sociales a favor de los más desfavorecidos o del crédito fácil para los trabajadores, mientras tienta deshacerse de sus errores, como una cierta pasividad frente a la corrupción, convirtiéndose en un símbolo contra la “ilegalidad”.
Al mismo tiempo, sin necesidad de enfrentarse contra su creador, logra convencerle que es mejor para el país su deseo de hacer algunos cambios en su forma de gobernar. Y lo cierto es que acaba consiguiéndolo, como por ejemplo en ciertos nombramientos importantes, donde consigue colocar a personas que Lula quizás nunca habría escogido.
Y Lula, que tiene un gran instinto político, viendo que su escogida está triunfando más de lo que él podía imaginar y que hasta se ha conquistado a una clase media que le había votado en contra en las presidenciales, sin perder el apoyo de los más pobres, prefiere subirse a su tren. 


Dilma( seriaEs como si Lula pensara, dicen los analistas, si ella triunfa de ese modo y fui yo quien la escogí, lo mejor es que yo apruebe los cambios que ella está llevando a cabo. Por ello, ha dicho que Dilma seguirá creciendo aún en consenso popular y que lo superará a él mismo.
Mientras tanto, Dilma que no parece quedarse atrás en ingenio político, algo que le negaban hasta hace poco, sigue diciendo con el mayor aplomo que Lula y ella “son una sola cosa”, mientras avanza el dilmismo, que es y no es lo mismo que el lulismo del que heredó el gobierno.
Su último acierto ha sido el haber quebrado el tabú de Brasil sólo como sexta potencia económica, al afirmar: “Yo, lo que quiero soy un Brasil sexta potencia en calidad de vida”. Nunca los presidentes anteriores habían hecho esa afirmación, ocupados como estaban en hacer de Brasil ante todo y sobretodo una fuerza económica mundial. ¿Habrá sido porque ella es mujer con mayor sensibilidad a las condiciones concretas de vida de los ciudadanos?

0 comments: